lunes, 14 de mayo de 2012

Onírico

Parpadeo gotas que oscurecen mi rostro.
Quiebran los huesos ante la presencia del camino.
Dedos que envuelven tu cuerpo, como las enredaderas se pierden en las paredes.
Quisiera que fuera externo aquel dolor para que puedas sostenerlo. Pero es mi sangre la que contiene los sortilegios de lo inseparable.
Mi boca empobrecida, alienta con aquel momento que puedas de mi voz sacar las composiciones de mi ser.
Esta vacio, hay silencio, no descubro y no siento.
Presiento que algo no puede volar, y caigo en la incertidumbre de tu cuerpo, tan suave, tan ajeno.
Humedad se despliega de mis momentos, recuerdos que no puedo visualizar en la profundidad de mis cielos.
Los pájaros nadan en el útero de mi mente… beben las más desnudas ideas. Se despiertan y yo muero.
El refugio en el rincón, es la verdad. Chica, quieta, intocable.
Camina la luz descalza sobre mi cuerpo hasta llegar a mis parpados. Ceguera del cuerpo, colgado entre los cables de mis huesos, nunca sabré si lo que hay es eterno.

martes, 8 de mayo de 2012

Aquel

Sur imperdible Sosiego de las almas llorando. Vuelan los murciélagos enroscados en las nostalgias. En la incansable furia de los seres, se va empobreciendo la sangre. Se transparenta. Ceguera de luces, invaden lo inhabitable, de lo manifiesto acarician lo que nunca fue, lo que nunca existió. Allí está parado aquel que mira, y no sostiene. Aquel que toca y no siente. Aquel que oye y no escucha. Invaden mis mares, se ahogan los muertos. No retengo la salvedad del encuentro. Perdida yo, perdido el, ese es nuestro sueño. Inalcanzable sentimiento de gotas que sudan buscando una unión en los cuerpos. Cuerpos atados de fuego, cicatrices que se ven solo con los vientos. El cielo que se come a pedazos y solo se sostiene en la penumbra de lo eterno.

Fin

Aquel hombre puede suspirar aquellos diminutos pedazos de sol que caen

La memoria

Desprender de la roca, nacer del agua. Infinita es la memoria… Cuando pretende encontrar la espina en la rosa. Es la espina no la rosa, la que hace nuestra historia. Y allí en el fondo de la certidumbre en la superficie de lo real, lo que se ve es lo oscuro, lo sin rostro, lo ambiguo, lo inalcanzable. Sordas están las manos de tanto llorar, a aquel Morfeo que camina en dirección opuesta al camino empedrado de caricias. Sola esta la memoria, la historia y su espina. Queda andar con pies descalzos, tocar la tierra y mirar al sol… hasta quedar ciegos

miércoles, 15 de junio de 2011

No querer Ser

Pasa la tormenta, pero el sonido sordo retumba entre las paredes de mi prohibida inexistencia. Quien nos pone en esa maldita incertidumbre?.. si todo pasa, entonces por qué se existe, por que se vive? Porque morimos.
La mentira se encarna entre los dedos, y no quiere mudarse. Grave son los pasos de la memoria, inconclusa... batallada por dinosaurios vivientes.
Que queda entonces? vivir, morir, mentir?... Queda ser, aunque necesitemos no serlo

Encuentro

Sórdidos son los sonidos de los huesos. Ya no humean… quedan solo en silencio.
Hay una línea que delimita mi sangre de mi cuerpo. Esas venas ya tienen su propia muerte. Una a una, resta a la otra. Yo quedo sin la vida y sin la muerte. ¿Qué es ese estado?
Ya no hay ningún fragmento de mí que sea mío. Todo se lo ha llevado... todo, por cada encuentro.
Mis manos cada vez más pesadas me tiran y no para arriba.
Caigo, entre pisos de cemento…barro, agua. Pero no hay nada. No encuentro.
Mi piel se impregna a cada polvillo del suelo. Me ahogo. Me uno. Ya no me diferencio. Ya no me encuentro.

miércoles, 17 de febrero de 2010